sábado, 5 de abril de 2008

Palabras de APREV

Somos un grupo de jóvenes estudiantes que desde hace unos años tuvo la inquietud de conocer y rescatar una parte de la historia de la ciudad que aún permanece silenciada. Nos referimos a un pasado reciente del cual Pérez no estuvo al margen, y que no se conoce lo suficiente, quizás por miedo, por dolor, por intencionalidades políticas, entre otras tantas razones. Pasado que sin embargo, y por suerte, sigue desvelando a mucha gente que no se conforma con el silencio y el olvido; por ejemplo, todos los que estamos hoy aquí.

En esta búsqueda de una historia en común fueron surgiendo nuevas necesidades que sin darnos cuenta nos llevaron a recorrer caminos que muchos años atrás otros jóvenes como nosotros habían comenzado a transitar. El camino de inscribir la vida individual en un proyecto colectivo, de justicia social, igualdad, respeto por el otro, solidaridad, inclusión.

Conocimos a un grupo de personas que tenía objetivos similares a los nuestros y ese fue el primer impulso para habilitar un espacio de trabajo compartido. Fue así como comenzamos a trabajar en el grupo Acción y Prevención para la Vida, en primera instancia en el barrio Jardín y luego en barrio Terraplén. Allí nos encontramos desarrollando distintas actividades, entre ellas dibujo y pintura, teatro, lectura, juegos recreativos, murga, que nos permiten conocernos, interactuar y despertar nuevas inquietudes junto a los niños. Nos proponemos jugar con la imaginación y la creatividad, intentando lograr un clima de respeto, solidaridad, escucha, tolerancia y teniendo siempre presente la idea de fortalecer su identidad individual y social, abriendo juntos nuevas puertas para pensar otras formas de ver, sentir, interpretar y significar el mundo.

Tenemos claro que la finalidad del trabajo en el barrio trasciende cada actividad en particular, apuntando a la construcción de las herramientas que les permitan valerse por sí mismos, como sujetos autónomos, capaces de reflexionar... Con esto queremos decir que aspiramos a que los chicos sean artífices de sus proyectos de vida sin aceptar pasivamente una versión impuesta de la historia.

Estamos convencidas de que la forma de enfrentar un sistema socioeconómico injusto es por medio de la organización política y social, a través de una militancia permanente y comprometida con nuestra realidad y con las necesidades concretas.

No es difícil darnos cuenta de que estas convicciones eran las mismas por las que lucharon, padecieron y murieron los jóvenes que hoy recordamos. En nombre de ellos y de esas ideas hoy nosotras militamos y trabajamos en el barrio como lo hace tanta gente en otros lugares, que demuestra cotidianamente que ese proyecto sigue vivo, a pesar de los intentos sostenidos de la dictadura por arrancar de cuajo la esperanza y el sueño de que un mundo más justo e igualitario es posible.

Por eso, porque necesitamos ser muchos más, los invitamos a que se acerquen a trabajar con nosotros y con los chicos, para reconstruir el sentido colectivo de la vida, para seguir edificando espacios de resistencia y de lucha, para planificar un proyecto del que todos podamos ser partícipes.

Para finalizar nos gustaría compartir estas palabras a las que nos permitieron acceder nuestros compañeros de la universidad:

“Militancia. Palabra que nos muerde en la esquina del desgano, del desaliento, de la desesperanza. Palabra que nos incita a desconocer las transas, los acomodos, el sutil desliz hacia la burocratización de las pasiones. Palabra que nos indica que podemos ser protagonistas y no víctimas de nuestro tiempo, aun en las situaciones más adversas.

Homenaje a la militancia de los setenta. A los que pelearon. A los que no se rindieron. A los que miraron con su clara mirada a los torturadores y les escupieron en el rostro su asco y su desprecio. A sus hijos, que construyeron su identidad con gesto de resistencia. A sus madres, que alimentaron todos los fuegos. A los que no se resignaron en los ochenta. A los que no creyeron en el fin de la historia. A los que no se olvidan, a los que no perdonan, y por eso mismo no copian, sino que intentan ser tanto o más creativos que los que los precedieron. Tanto o más coherentes. Homenaje a los militantes de la vida, a los que tejen nuevas redes de resistencia, a los que desde distintas miradas, experiencias y posiciones, van globalizando la esperanza. A los que no los han vencido. A los que no los han comprado ni vendido. A los que andan cada día rehaciendo la dignidad, a quienes con su dureza y ternura abren nuevas oportunidades para los sueños, nuevos caminos para continuar la historia.” (Espacio Independiente de la Universidad).
Julia Scialla.
Marina Scialla.
Paola Sguigna.

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